El aceite de coco se obtiene a partir de la carne o pulpa del coco, que es la parte blanca y carnosa del fruto. Existen dos métodos principales para extraerlo:
Prensado en frío: Este proceso no utiliza calor, lo que preserva mejor las propiedades nutricionales del aceite. Se extrae de la carne del coco seca (copra) o fresca, y es un proceso más natural. El aceite resultante es claro, de un color blanco o ligeramente amarillo, y tiene un sabor suave y fragante a coco.
Extracción con calor: En este proceso, se calienta la carne del coco para facilitar la extracción del aceite. El aceite obtenido puede ser más refinado, con menos sabor y olor a coco, pero también pierde algunas propiedades nutritivas en comparación con el prensado en frío.
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