• Calienta una sartén grande con suficiente aceite para cubrir los chicharrones.
• Coloca los trozos de chicharrón en la sartén con el aceite aún frío, esto ayuda a que poco a poco se derrita la grasa y deja los chicharrones más crujientes.
• Cocina a fuego medio hasta que empiece a hervir. Luego, aumenta el fuego a alto hasta que los trozos estén dorados y crujientes, revolviendo de vez en cuando para que se frían uniformemente.
• Retire los chicharrones con una espumadera y colóquelos sobre una toalla de papel para absorber el exceso de aceite.
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