Una opción económica y sostenible
En un contexto en el que los precios de la carne siguen aumentando, las mollejas siguen siendo una opción asequible y nutritiva. El kilo suele costar mucho menos que las clásicas piezas de pollo, ofreciendo además una calidad nutricional excepcional.
Además, consumirlos ayuda a reducir el desperdicio alimentario, al valorar todas las partes del animal, un enfoque más respetuoso con el medio ambiente.
Aunque su textura pueda sorprender, una buena preparación las hace sabrosas y tiernas. A continuación te damos algunos consejos para ayudarte a hacerlos perfectos:
Guisados : Cocínelos lentamente en un caldo aromatizado (ajo, laurel, cebolla) durante 45 minutos para obtener una suavidad óptima.
Salteados : Fritos en una sartén con especias y verduras, ofrecen un plato rápido y sabroso.
Fritos : Empanizados y dorados en una sartén, quedan crujientes e irresistibles.
En guiso : añádelos a platos cocinados a fuego lento para darle un toque delicioso y nutritivo.
A la parrilla : Marinados y asados a la parrilla, revelan un sabor ahumado único.
¿Debemos preocuparnos por los riesgos?
Como ocurre con toda la carne, la calidad es esencial. Elija mollejas procedentes de agricultura ecológica para evitar residuos de antibióticos.
Además, las personas con gota deben consumirlas con moderación por su contenido en purinas, que pueden favorecer los ataques.
¿Listo para probar?
Las mollejas de pollo son una alternativa saludable, sabrosa y económica a las carnes tradicionales. Si nunca los has probado, ahora es el momento de darles una oportunidad.