Contienen hierro, importante para la prevención de la anemia.
Son ricas en zinc, que refuerza el sistema inmunológico.
Aportan vitaminas del complejo B, necesarias para la producción de energía y el funcionamiento del sistema nervioso.
Ayudan a la digestión
Como son parte del sistema digestivo del pollo, contienen enzimas naturales que pueden mejorar la digestión en humanos.
Fáciles de cocinar y económicas
Son versátiles y pueden prepararse en guisos, a la parrilla, fritas o en sopas.
Suelen ser más baratas que otras fuentes de proteínas, lo que las hace una opción accesible.
¿Cómo prepararlas?
Puedes marinar las mollejas con especias y limón, cocinarlas lentamente hasta que estén tiernas o freírlas para una textura crujiente. Son perfectas en tacos, estofados o acompañadas con arroz y vegetales.
Conclusión:
No subestimes las mollejas de pollo. Son una opción saludable, nutritiva y deliciosa que vale la pena incorporar en tu alimentación. ¡Dales una oportunidad y disfruta sus beneficios!