El romero (Rosmarinus officinalis) es una planta aromática valorada en la cocina y también reconocida por sus propiedades en la salud y la belleza. Esta hierba perenne, nativa de la región mediterránea, es resistente y adaptable, lo que la convierte en una excelente opción para jardines y espacios interiores. Sin embargo, su cultivo exitoso requiere prestar atención a las condiciones de luz, temperatura y riego para mantenerlo saludable. A continuación, presentamos una guía práctica para cultivar romero en casa, desde terrazas hasta jardines y macetas.
Condiciones de Luz
El romero prospera mejor en lugares con abundante luz natural. Idealmente, necesita al menos 4-6 horas de luz solar directa para mantenerse fuerte y aromático. Sin embargo, en zonas con veranos muy calurosos, es preferible situarlo en un lugar con sombra parcial durante las horas de mayor intensidad solar, ya que la exposición excesiva puede quemar sus hojas. En climas templados o frescos, es aconsejable exponer el romero al sol durante todo el día para optimizar su crecimiento.
Clima y Temperatura
El romero es una planta que prefiere temperaturas cálidas y moderadas. Si bien puede resistir cierta variación de temperatura, los cambios bruscos como las heladas o granizadas pueden dañarlo. En climas fríos, es recomendable proteger las plantas de romero en interiores o con cubiertas especiales durante los meses de invierno. Durante el verano, el romero se adapta bien a ambientes cálidos y secos, pero en situaciones de temperaturas extremas, es conveniente trasladarlo a zonas de semisombra para proteger sus hojas.
Riego y Drenaje