En una cacerola grande, pon los 250 gramos de chocolate blanco picado junto con los 50 gramos de mantequilla. Use una cacerola de fondo grueso para evitar que el chocolate se queme. Ponlo a fuego lento y comienza a remover lentamente con una espátula o una cuchara de madera. La clave aquĂ es cocinar a fuego lento: si lo haces demasiado rápido a una temperatura alta, podrĂas arruinar la textura del chocolate.
A medida que se derrite, disfruta de ese delicioso aroma que comienza a emerger. Remueve constantemente para asegurarte de que el chocolate y la mantequilla se derritan por completo en una mezcla cremosa y homogĂ©nea. Este proceso deberĂa durar entre 5 y 7 minutos. Si ves que el chocolate tarda en derretirse, no te desesperes; Es mejor ir despacio que arriesgarse a quemarlo.
Paso 3: El toque mágico del dulce de leche
Una vez que el chocolate y la mantequilla estén bien derretidos y mezclados, es hora de agregar el dulce de leche. Aquà es donde comienza la magia. Agrega los 400 gramos de dulce de leche a la olla y baja el fuego aún más si es posible. Comienza a mezclar con movimientos suaves pero constantes, asegurándote de que todo el dulce de leche quede homogéneo con el chocolate blanco y la mantequilla.
Este paso puede tardar entre 8 y 10 minutos, ya que queremos que los ingredientes se integren bien y formen una mezcla espesa y cremosa. No te apresures, ya que es este proceso lento el que asegura que las picaduras tengan una textura suave y sedosa. Durante este tiempo, la mezcla se espesará ligeramente y el color adquirirá un agradable tono caramelo.
Paso 4: Vierte la mezcla en el molde
Cuando sientas que la mezcla está perfectamente integrada y lista, retĂrala del fuego. Con mucho cuidado, vierte el contenido de la cacerola en el molde que has preparado anteriormente. Use una espátula para raspar bien los lados de la sartĂ©n para asegurarse de que no quede nada de la deliciosa mezcla. A continuaciĂłn, con la misma espátula, alisa la superficie para que quede lo más uniforme posible.
Aquà puedes ser creativo. Si quieres darle un toque decorativo, puedes añadir unas pizcas de sal gruesa por encima para conseguir un contraste dulce-salado, o incluso espolvorear algunos frutos secos picados, como nueces o almendras. Si prefieres mantener la receta simple y clásica, déjala como está, sin adiciones adicionales.