Es algo común en muchas familias: una gran cantidad de frascos de pastillas viejos y vacíos que se acumulan en botiquines, cajones y armarios. Estos pequeños recipientes de plástico, a menudo de colores brillantes, con tapas a prueba de niños parecen que van a estar en la basura una vez que se acabe el medicamento.
Sin embargo, la creciente necesidad de una vida sostenible y el reciclaje ha llevado a las mentes creativas a encontrar formas innovadoras de reutilizar estos artículos omnipresentes. En lugar de tirarlas, muchas personas están descubriendo que los frascos de pastillas, con su pequeño tamaño y durabilidad, pueden ser increíblemente versátiles y útiles.
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El ingenioso uso de viejos frascos de pastillas por parte de una mujer desató una ola de entusiasmo creativo
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